30 de julio de 2011

BATALLA POR LA TOMA DE ANENTO 23 de julio de 2011

CRONICA DE: ANENTO, LA GUERRA DE LOS DOS PEDROS.

A finales de Julio, la mesnada de Urrea cabalgó por tierras aragonesas para unirse al ejército del rey Pedro IV de Aragón, en defensa de la plaza fuerte de Anento, contra el rey Pedro I de Castilla en su avance hacia Valencia y durante el asedio de Daroca.

Las tropas tomaron posiciones en esta bella localidad, ya muy de mañana con un frío inusual a la época del año. Convinieron la estrategia de defensa en el campamento con el resto de ejércitos, y dieron una vuelta a la ciudad para reclutar voluntarios, acompañados por el grupo de gaiteros de la tierra recia, Tordo Bordón.

Antes del ágape las damas danzaron, mientras los guerreros controlaban los puntos débiles de las murallas, y otros rezaban en la iglesia de San Blas ante un precioso retablo del siglo XIV. Mientras los bufones alegraban a los villanos, junto a hechiceros, juglares y otras gaitas, caballeros y damas visitaron el Aguanieve y la Balsa del Molino, para refrescar los calores del mediodía.

La comida fue en el Campamento Militar, arroz con cordero y setas, con descanso posterior. No obstante una avanzadilla cabalgó hasta Daroca, para controlar los movimientos del ejército enemigo. De vuelta al campamento continuaron las rondas de vigilancia, y las prácticas de lanzamiento de lanzas así como la preparación del armamento, ante el lío gordo que se avecinaba. Fray Falcó pudo nombrar algún pequeño caballero que en estas lides todos son de ayuda.

Hacia las veinte horas comenzó la defensa de la villa, y la Batalla de Anento. Nuestras tropas formadas junto Martín Polo señor de los anentinos y Ximeno de Urrea, ardua y dolorosa fue la lucha teniendo al final que rodear al enemigo los guerreros azules y poder salvar la vida de Polo, en una gran victoria.

Antes de la cena medieval, que comenzara la noche de brujas y fuegos en la plaza, las huestes del Alcalatén regresaron a casa, temerosos de Dios, y sabedores de haber cumplido fielmente con su deber. Nuestro mayor agrado a David Giménez y toda la pléyade de Fidelis Regi, siempre es un orgullo y un honor, compartir lucha con estos bravos guerreros del recreacionismo medieval.

De Anento qué decir...una villa maravillosa, a la que recomendamos visitar por su trazado urbano, su iglesia, sus gentes, su paisaje y el Aguallueve, ese portento natural que nadie de los presentes olvidará jamás.


Ramón de Patot

Julio A.D. MMXI    

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